Mis inseguridades hacian que nunca me sintiera del todo comoda con el. No obstante me sentia demasiado menos comoda con el animal invasor.
El sonido de las cortinas que protegen la ventana unido a mi cama me desperto a eso de las 4 sobre la aurora. Abri las ojos justamente a tiempo de ver como la rata saltaba desde el alfeizar a mi edredon.
Salte sobre la cama, gritando, pero mi pata se enredo en las sabanas y me estrelle contra el piso en hasta una fraccii?n sobre mi analisis. Me levante y no ha transpirado encendi las luces de asegurarnos de que mi visitante no era el producto de la pesadilla. La rata, que En seguida correteaba por debajo de mi cama, debia sobre haber subido por la escalera de incendios Incluso la ventana de mi tercer inmueble.
Habia audicion hablar sobre otros dramaticos avistamientos de roedores en el West Village de Manhattan, adonde me habia mudado exacto a tiempo para que la pandemia cerrara los restaurantes, por lo que las ratas salieron en busca de nuevas fuentes sobre alimento.